La autora de Harry Potter lanza una granada en medio del debate trans

¿Se debe aceptar la transición de los y las adolescentes hacia un género diferente del biológico? La pregunta, cargada de escepticismo, llegó desde un lugar inesperado: la formuló J.K. Rowling, autora de la exitosa serie de Harry Potter.
El síntoma fue una “twitterstorm” desatada como réplica a su posteo burlándose de un titular de la plataforma Devex, "Creando un mundo post-COVID-19 más igualitario para las personas que menstrúan". "Las personas que menstrúan", ironizó Rowling. “Estoy segura de que solía haber una palabra para esas personas”, escribió. “Que alguien me ayude… ¿Wumben? ¿Wimpund? ¿Woomud?”
La elección de estos términos despectivos, generó respuestas del tipo “Deja de odiar a la gente trans, eres horrible”. Pero para Rowling fue la oportunidad de hacer pública una extensa declaración en la que presenta su posición ante el tema, a la vez que confiesa por primera vez haber sido víctima de violencia sexual.
En su ensayo, objeta lo que entiende una política excesivamente liberal por parte del Estado, la cual en su opinión pone en riesgo las elecciones seguras de mujeres y niñas. Frente al incremento del 4.400 % en adolescentes del Reino Unido que buscan la transición, ella reconoce que ha decidido suscribir los argumentos de los escépticos, cuando consideran que la mayoría de los niños y niñas con disforia de género, aceptarían su sexo biológico y no intentarían quitarse la vida si no pudieran hacer la transición.
Como nota personal, ella recuerda haber sido una adolescente inquieta y confundida. Reconoce que, si hubiera existido la posibilidad de hacer la transición en aquel momento, ella podría haberla aprovechado. "Creo que podría haber sido persuadida para convertirme en el varón que mi padre reconoció abiertamente hubiera preferido tener".
Rowling considera el debate sobre la transexualidad como una nueva faceta del periodo más misógino que le ha tocado vivir. En sus palabras: “entre la reacción violenta contra el feminismo y una cultura saturada de pornografía, creo que las cosas han empeorado significativamente para las niñas. Nunca había visto mujeres denigradas y deshumanizadas en la medida en que lo están actualmente”.

Traducción: Florencia Collado

J.K.Rowling escribe sobre sus razones para hablar sobre cuestiones sobre sexo y género (versión en español) http://www.mujeresenred.net/spip.php?article2365

Enlace al texto original en inglés: J.K. Rowling Writes about Her Reasons for Speaking out on Sex and Gender Issues: https://www.jkrowling.com/opinions/j-k-rowling-writes-about-her-reasons-for-speaking-out-on-sex-and-gender-issues/

Discusión

La declaración de J.K. Rowling, difundida luego de reiterados tweets en sus redes sociales acerca de las personas trans, nos convoca a pensar la complejidad que estos dichos producen social y subjetivamente, y poder aportar algunas coordenadas para una reflexión que se torna imprescindible.

Ante todo, Rowling se muestra preocupada por el incremento exponencial de niñas y mujeres que han transicionado en los últimos años, como así también por el número de casos de personas que luego desistieron de su decisión. De las múltiples aristas que introduce su peculiar manifiesto, importa la que aborda una pregunta central ¿Qué quiere decir que se elige una sexuación?

Comencemos por la terminología. La autora menciona la “disforia de género”. El término disforia es el opuesto de euforia, cuyo origen griego es euphoría, que significa “sensación de bienestar”. Disforia designa entonces el malestar, el desajuste o disgusto. La disforia de género es por tanto el disgusto, desajuste o malestar con el sexo biológico asignado al momento de nacer. A partir del año 2013, la Asociación Americana de Psiquiatría suprimió de la quinta edición de su Manual Diagnóstico y Estadístico de Enfermedades Mental (DSM-V) la clasificación “Trastorno de Identidad de Género”, luego de que la Organización Mundial de la Salud dejara de considerarlo un desorden o enfermedad mental. Esta última edición del Manual añadió la clasificación “Disforia de Género”, la cual se refiere “[…] al malestar que puede acompañar a la incongruencia entre el género experimentado o expresado por un sujeto y el género asignado.” (2013, p. 451) .
Pero haber “revisado” la clasificación, no implica revisar la concepción que se tiene de las personas trans. Nótese que más adelante, en el Manual figura “sexo” en lugar de “género”, utilizando ambos términos de manera indistinta, concepción de clara impronta biologicista. Y más controvertido aún, es la descripción de “desarrollo y curso” y “los trastornos asociados” a la disforia de género. Si bien se trata de un manual descriptivo “ateórico”, cabe interrogar si es posible caracterizar una clasificación sin un marco teórico de referencia. Se incluyen síntomas tales como: depresión, ansiedad, rasgos de impulsividad, abuso de sustancias. La mención al riesgo suicida, anterior o posterior a la reasignación de sexo, es recurrente dentro de esta clasificación.
En síntesis: ¿se trata de una descripción basada en la evidencia o en la patologización de una elección de vida?

En segundo lugar, resulta imprescindible referir al marco legal que rige a nivel internacional. Se trata de los Principios de Yogyakarta, en los que se establecen sugerencias acerca de los estándares legales que las Naciones Unidas y los Estados deben cumplir en lo que respecta a los derechos humanos, específicamente en relación con la orientación sexual y la identidad de género. Uno de estos principios es el Derecho al Reconocimiento de la Personalidad Jurídica, y dispone que

“la orientación sexual o identidad de género que cada persona defina para sí, es esencial para su personalidad y constituye uno de los aspectos fundamentales de su autodeterminación, su dignidad y su libertad. Ninguna persona será obligada a someterse a procedimientos médicos, incluyendo la cirugía de reasignación de sexo, la esterilización o la terapia hormonal, como requisito para el reconocimiento legal de su identidad de género”.

Traemos a colación esta disposición dado que la autora de Harry Potter da cuenta de su preocupación en relación a que el gobierno escocés está considerando efectuar una reforma en la legislación para que las personas puedan definir su identidad de género según su autopercepción (tal como lo define la Ley de Identidad de Género que existe en Argentina desde el año 2012).
Que una persona pueda definir su identidad según su autopercepción, no implica que, para modificar su nombre en el documento de identidad, necesariamente deba realizarse una cirugía o un tratamiento de hormonización. En otras palabras, no se le exige recurrir a modificaciones quirúrgicas u hormonales para ser reconocida legalmente como persona jurídica, según lo desee.

Tercera cuestión: una coordenada fundamental a tener en cuenta es que muchas de las legislaciones, tanto en su confección, como en su aplicación, evaluación y seguimiento, están sostenidas por estereotipos de género. Es decir, a partir de la construcción social y cultural de las feminidades y masculinidades, según las diferentes funciones físicas, biológicas, sexuales y sociales. Los estereotipos no solamente son sobre el binario femenino/masculino, sino también en lo que respecta a las diversas identidades, orientaciones sexuales y expresiones de género.
Como consecuencia de esto se limita y perjudica las vidas de las personas, dado que las categorías y etiquetas que se presuponen, dejan de lado la singularidad de cada quien. Se genera así la falsa expectativa de que según la identidad se tengan determinadas conductas, actitudes, prácticas. Estos estereotipos de género conducen, a su vez, a que las personas trans no dispongan de las mismas oportunidades que las personas cisgénero. Es por estas razones que, si bien existe un marco legal internacional y en algunos países nacional, que promueve los derechos de las diversidades sexuales, con esto no basta. Para la confección de políticas públicas, es necesaria la participación activa de las personas que van a ser afectadas por la norma, es decir, que sean escuchadas sus voces, sus relatos, inquietudes, experiencias, en primera persona.




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